Sesiones en las que los niños pueden jugar, manipular, crear, dejar volar su imaginación usando materiales de la vida cotidiana, y con los que desarrollan la visión espacial, la coordinación óculo-manual, la psicomotricidad fina, todas ellas habilidades presentes y necesarias en la adquisición de destrezas escritoras.
Jugar con las fuerzas, utilizando imanes y cuencos de metal; el sonido, a través de rollos cilíndricos de cartón, la altura y profundidad de los objetos con corchos y placas de madera, hacen de esos momentos un tiempo rico en el desarrollo de diferentes capacidades presentes en el trabajo matemático, lecto-escritor, así como de descubrimiento plástico y visual.