LO ESENCIAL ES LO INTERIOR.
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Con estas palabras nos recibe nuestra escuela. Cuando cruzamos sus puertas lo hacemos conscientes de que cada día debemos entrar en las aulas con la mirada limpia de prejuicios. Los niños son el centro; ellos nos guían en el proceso de aprendizaje, nos muestran cómo y cuándo aprenden, y nuestro deber como maestros es estar en un segundo plano, observando, escuchando, acompañando, ser sólo uno más de los medios que ellos tienen a su alcance para desarrollarse y evolucionar.
Ser capaces de ofrecer a los niños un espacio de seguridad en el que puedan expresarse como ellos son realmente, en el que sientan que nadie juzgará sus actos ni sus palabras, y en el que siempre encontrarán a alguien dispuesto a acompañarle en su camino.
Esas son las bases de nuestra escuela. Creemos en una escuela abierta a todos, un espacio de aprendizaje en el que todos y todo educa, y en el que los niños se sientan en la seguridad de ser importantes por ser ellos mismos, sin etiquetas ni comparaciones.
“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa la que la hizo tan importante” (Antoine De Saint Exupery)
