Desde la creencia de que el adecuado desarrollo autónomo del niño necesita del acompañamiento adecuado por parte del adulto, nuestro equipo cuenta con personas, cuyo trabajo se centra, de manera prioritaria, en las interacciones positivas con el niño, considerando estas como fundamentales para establecer otras acciones que ayuden al niño a actuar.
Aunque estas interacciones se cuidan de manera especial en la respuesta del adulto ante las necesidades más básicas del niño: aseo, alimentación y descanso, consideramos que deben formar parte de nuestra actitud como educadores y, es por ello, que son las que mostramos hacia el niño todos los momentos de la jornada.